Mi tierra llamada Honduras…

Por: Luis Fernando Soriano / Consultor del Comportamiento Humano

Hace unas semanas atrás que mi país es parte de las noticias internacionales tanto en América y un poco más allá de nuestro continente. Se ha dicho dicho tantas cosas a raíz de una crisis política que azota mi tierra. Pero a través de estas líneas no deseo expresar mi punto de vista personal sobre el tema, mi intención es comunicar solo un pequeño destello de lo que realmente es mi país.

Mi país es más que tierra, la cual por cierto, produce generosamente lo que se siembra, mi país es más que sus selvas tropicales exóticas o sus contrastes bosques fríos, mi país es su gente, mis compatriotas que cada día trabajan con empeño y dedicación a pesar de las adversidades que puedan estar cruzando.

Honduras, su esencia más viva, es su gente, mi gente, ese pueblo que tiene un corazón noble y que muchas veces es objeto de burlas que no vienen al caso. Mi gente es tan amable que genera un calor humano que cubre los hogares y que se puede percibir en gran manera. A pesar que no somos una nación en “desarrollo” somos una nación con un gran corazón que a su vez  logra tocar los corazones de los extranjeros que pisan nuestras tierras y se atreven a ir más allá de las noticias y comentarios negativos, ellos son los que tienen una prueba de lo que en este momento les comunico.

Cada mañana mis hermanos hondureños se levantan con fuerza para poder alcanzar sus sueños aun cuando las circunstancias son contrarias, pero luchan y luchan por un mejor futuro.

Mi gente es solidaria y siempre esta dispuesta a ayudar aun cuando sus propios recursos están en juego. Mi gente no es egoísta, mi gente extiende su mano en medio de la crisis.

Camino por las calles de mi ciudad y veo esperanza en los ojos de cada hondureño, veo voluntad para poder salir adelante.

Somos una sociedad joven y lo reconocemos, pero también somos una sociedad que se aferra y cree en principios que han sido pilar de grandes naciones, creemos en Dios y su inmedible bondad, en su amor que va más allá de todo concepto y complejidad humana. Creemos que servir a los demás es más productivo que el ser servido.

A pesar de los golpes recibidos, somos un pueblo que va adelante y que tiene alcance, nuestra alegría es tan intensa como lo es nuestro café: intenso y que despierta el corazón.

Somos una sociedad con grandes rasgos culturales, mírenos fijamente y vera que estamos orgullosos de nuestro orígenes mayas.

Tenemos arte, tan hermoso y creativo plasmado de manos que conectan con el alma, tomando nuestros orígenes, tenemos matices en tonos suaves de grandes maestros de la acuarela, tenemos tonos de azul y trazos fuertes creados por una compatriota al otro lado del mundo, hasta el vistoso producto artesanal de cada pueblo en nuestro territorio nacional.

Tenemos tanto que mostrar, tanta hermosura que revelar al mundo, tanto como la gran vida marina que se puede encontrar en un inmenso coral.

Les puedo decir que vale la pena ser hondureño, tiene sentido haber nacido en esta tierra.

Empecemos este nuevo año haciendo de nuestro fundamento la guía de Dios, este primer paso dará un éxito seguro en nuestra nación:

“Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová,” – Salmos 33:12

Comparte